jueves, 7 de febrero de 2013

A la vuelta de la esquina.

Le voy a encontrar un día a la vuelta de una esquina. La que menos me gusta. Arrodillado, viendo las grietas de la acera. Ignorando que el día está pasando, y que obstruye el paso a los peatones. Muy absorto en las lineas irregulares del concreto. No notará mi presencia, y entonces, tendré que carraspear y murmurar su nombre.

Se volteará, me mirará y fruncirá el ceño. Su voz hosca me preguntará sin mucho ánimo: ¿Qué quieres? Y yo le sonreiré, diciendo que es hora de volver; que deseo que me acompañe hasta mi casa, se siente conmigo, y me cuente qué tan interesante puede ser un par de grietas en una acera, a la vuelta de una esquina, en un día tan bonito.

Me sacará la lengua, muy juguetón, y después se dará a la fuga, gritándome sobre el hombro que no busque imposibles, que son demasiado ágiles para mis patosas manos. Yo le miraré mientras huye, acostumbrada a sus partidas sin despedida. Se esconderá, y encontrará otra esquina donde retozar, con nuevas grietas que observar, lanzándome imposibles que atrapar.


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