sábado, 11 de octubre de 2014

siete es el número de la suerte, ¿no?

Vivían siete promesas en un cajón olvidado, cubierto de polvo y falsas esperanzas. Estaba Amor, que fue olvidada de primero, algo inocente, de mejillas rosa y ojos brillantes; siempre estaba tarareando. Luego seguía Confianza, que era algo energética, y molestaba mucho a Amor, tirando de sus cabellos y gritando en tono burlón "¡Sin mi no vives, ilusa!". Compromiso era callada, siempre llegaba tarde a las meriendas y nunca cumplía su palabra, y nunca, nunca devolvía los libros prestados. Diversión era depresiva, siempre llorando en un rincón, aunque se llevaba muy bien con Compromiso, entre las dos se intercambiaban anécdotas; seguro que todas inventadas. Orgullo era sumisa, a todos decía que sí, excepto a Amor, que todo le negaba, aunque cuando nadie miraba dibujaba corazones alrededor de sus nombres. Atrevido era todo menos osado, le gustaba mucho leer, pero Compromiso siempre le quitaba los libros y nunca se los regresaba, a veces hablaba con Orgullo sobre lo injusto de la vida. Y por último estaba Amistad, que siempre estaba sonriendo, casi no salía de su habitación; era prácticamente muda, no saludaba ni se despedía de nadie, y siempre, siempre estaba sola.