miércoles, 1 de agosto de 2012

Mejores amigos II

Parte II

Shana aventó el teléfono al pasillo, apresurándose a la sala. Su padre la veía con ojos muertos desde el sofá. Del cuello aún borbotaba sangre, que manchaba el sofá y la camiseta que vestía. Le nació un rugido en el estómago, pero apartó la vista antes de que llegara a su garganta. Caminó hasta el televisor, que seguía transmitiendo un partido de fútbol. Sintonizó un canal de noticias, y se arrodilló frente a la caja parpadeante.

Notaba frío en los pies, cosquillas en el cuello, y una sensación pegajosa en los labios. Se sintió perdida, de repente, con los brazos tiesos y la mirada nublada de confusión. Le temblaba el pecho y la punta de los dedos. Y la sangre en su boca ya le sabía amarga. Sollozó un rato más, sin lograr inundarse con agua las mejillas.

La luz del televisor le perfilaba en el rostro, un semblante rígido, compungido y desasosegado que se alteraba con arrugas cada que vez que Shana olía a su padre muerto recién. Con las pupilas dilatadas, las aletas nasales expandidas y un rugido constante que trataba de calmar, ella esperaba que Julián llegara y la serenara. Y le quitara el temblor en los dedos, que retorcían el dobladillo de su pijama con impaciencia.

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